E INICIACION VIRTUAL* |
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Si
bien la distinción entre iniciación efectiva e iniciación
virtual puede haber
quedado ya suficientemente comprendida con la ayuda de las anteriores consideraciones [cap. XXIX: " 'Operativo y "Especulativo' "], esta es lo suficientemente importante como para que intentemos precisarla todavía un poco más; en primer lugar señalaremos que entre las condiciones de la iniciación que hemos enunciado al comienzo, la vinculación a una organización tradicional regular (presuponiendo naturalmente la cualificación) basta para la iniciación virtual, mientras que el trabajo interior que viene a continuación concierne propiamente a la iniciación efectiva, que es en suma, en todos sus grados, el desarrollo "en acto" de las posibilidades a las que la iniciación virtual da acceso. Esta iniciación virtual es pues la iniciación entendida en el sentido más estricto de la palabra , es decir, como una "entrada" o un "comienzo"; pero, entiéndase bien, esto no quiere decir que ella pueda ser tomada como algo suficiente en sí mismo, sino tan sólo como el punto de partida necesario para todo el resto; cuando se ha entrado en una vía, todavía es necesario esforzarse en seguirla, e incluso, si es posible, seguirla hasta el fin. En pocas palabras: entrar en la vía, es la iniciación virtual; seguir la vía, la iniciación efectiva; pero, desgraciadamente, en realidad, muchos se quedan en el umbral, no siempre porque sean incapaces de ir más lejos, sino también, y sobre todo en las condiciones actuales del mundo occidental, como consecuencia de la degeneración de ciertas organizaciones que, habiéndose convertido únicamente en "especulativas" como señalamos anteriormente, no pueden en consecuencia ayudarles de ninguna manera para el trabajo "operativo", aunque fuese en sus etapas más elementales, y no les proporcionan nada que pueda permitirles sospechar la existencia de una "realización" cualquiera. Con todo, en estas organizaciones se habla todavía, y a cada instante, de "trabajo" iniciático, o al menos de alguna cosa que se considera como tal; pero entonces se puede con toda legitimidad plantear la siguiente pregunta: ¿en qué sentido y en qué medida esto corresponde aún a alguna realidad? Para responder a esta cuestión, recordaremos que
la iniciación es
Ahora bien, lo que vuelve la cuestión un poco más
compleja, es que las dos formas de transmisión
de las que estamos hablando, todo y siendo en efecto distintas
en razón de la diferencia de su naturaleza misma, no pueden, sin
embargo, estar enteramente separadas
una de otra; y esto exije todavía
Por el contrario, en lugar de servirse de los símbolos de esta manera, también puede uno limitarse a "especular" sobre ellos, sin proponerse nada más; no queremos decir con esto que sea ilegítimo explicar los símbolos, en la medida de lo posible, y de intentar desarrollar, con los comentarios apropiados, los diferentes sentidos que contienen (con la condición, por otra parte, de evitar cualquier "sistematización", que es incompatible con la esencia misma del simbolismo); lo que queremos decir es que esto no debería, en todo caso, ser tomado como una simple preparación a cualquier otra cosa, y es esto, justamente, lo que por definición misma escapa forzosamente al punto de vista "especulativo" como tal. Este no puede sino atenerse a un estudio exterior de los símbolos, que evidentemente en nada ayudaría a quienes desean pasar de la iniciación virtual a la iniciación efectiva; incluso ese punto de vista se detiene con bastante frecuencia en las significaciones más superficiales, pues, para ir más allá, es necesario previamente tener un grado de comprensión que, en verdad, supone algo muy distinto de la simple "erudición"; ésta necesitaría mucha fortuna para no perderse más o menos completamente en consideraciones "aparte", como por ejemplo cuando se quiere encontrar en los símbolos un pretexto para la "moralización", o extraer pretendidas aplicaciones sociales, incluso políticas, que ciertamente nada tienen de iniciático ni de tradicional. En este último caso, se ha franqueado ya el límite en que el "trabajo" de ciertas organizaciones cesa enteramente de ser iniciático, aunque fuese totalmente "especulativo", para caer pura y simplemente en el punto de vista profano. Naturalmente este límite es también el que separa la simple degeneración de la desviación, y no se hace difícil comprender el por qué la "especulación", tomada como un fin en sí misma, pasa de la una a la otra de una manera casi insensible. Concluyendo: mientras que sólo se "especule", incluso
manteniéndose en el punto de vista iniciático
y sin desviarse de una u otra forma, se estará en cierto
modo en un callejón sin salida, porque no se habrá
sobrepasado la iniciación virtual; y, por otra
parte, esta existiría incluso sin ninguna "especulación",
pues es la consecuencia inmediata de la transmisión
de la influencia espiritual. Como anteriormente decíamos,
el efecto del rito por medio del cual se opera esta
transmisión es "diferido" y permanece en estado latente y "envuelto",
en tanto que no se pase de lo "especulativo" a lo "operativo"; es decir,
que las consideraciones teóricas sólo
tienen valor real, en tanto que trabajo propiamente
iniciático, si están destinadas a preparar la "realización";
y, de hecho, esas consideraciones son una preparación
necesaria, pero es esto precisamente lo que el punto de vista "especulativo"
es incapaz de reconocer, y es por ello, en consecuencia, por lo que él
no puede de ninguna manera
* Capítulo XXX de Aperçus sur l'Initiation. * Ver El rito y el símbolo.
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