LOS
LANDMARKS*
I
Las
formas de reconocimiento son el más legítimo e incuestionable
de todos los Landmarks. No admiten ninguna variación.
II
La
división de la Francmasonería simbólica en tres Grados
es un Landmark que siempre se ha preservado con preferencia sobre
prácticamente todos los demás.
III
El
Mito del Tercer Grado es un Landmark importante, la integridad del
cual se ha preservado debidamente. No existe ningún Rito de Francmasonería
en ningún país o en ninguna lengua en el cual no se enseñen
los elementos esenciales de este Mito. Cualquier Rito que los excluyese
o materialmente los alterase dejaría, por este solo motivo, de ser
un Rito Masónico.
IV
El
gobierno de la Fraternidad por un oficial presidente llamado Gran Maestro,
elegido de entre el cuerpo del Gremio, es el cuarto Landmark. Muchos
suponen que la elección del Gran Maestro se efectúa en función
de las leyes o reglamentos de una Gran Logia. Esto no es así. El
oficial debe su existencia a un Landmark de la Orden.
V
La
prerrogativa del Gran Maestro para presidir todas las Asambleas del Gremio,
dondequiera o cuandoquiera que éstas se celebren, es el quinto Landmark.
Como consecuencia de este Landmark, que proviene de las antiguas
usanzas, el Gran Maestro asume la presidencia en todas las Comunicaciones
de una Gran Logia; y está asimismo autorizado para presidir la comunicación
de toda Logia subordinada donde pueda encontrarse presente.
VI
La
prerrogativa del Gran Maestro en cuanto a otorgar Dispensas para conceder
Grados en momentos irregulares es otro Landmark muy importante.
Las leyes estatutarias de la Francmasonería requieren que pase un
mes, u otro período determinado, entre la presentación de
una petición y la elección de un candidato. Pero el Gran
Maestro tiene el poder de pasar por alto o dispensar esta probación
y permitir a un candidato ser iniciado sin más preámbulos.
De hecho, ya poseía esta prerrogativa antes de la promulgación
de la ley que requiere la probación, y sigue gozando de ella puesto
que no puede ser invalidada por ningún estatuto.
VII
La
prerrogativa del Gran Maestro en cuanto a otorgar Dispensas para abrir
y celebrar Logias es otro Landmark. En virtud de ello, éste
puede otorgar a un número suficiente de Francmasones el privilegio
de reunirse y conceder Grados. Las Logias así establecidas son llamadas
Logias Bajo Dispensa.
VIII
La
prerrogativa del Gran Maestro para hacer Francmasones de acuerdo a su visión
es un Antiguo Landmark que guarda una estrecha relación con
el precedente.
IX
La
necesidad de que los Francmasones se congreguen en Logias es otro Landmark.
Desde tiempos inmemoriales, los Landmarks de la Orden siempre han
prescrito que los Francmasones deben, de vez en cuando, reunirse con el
propósito de trabajar, ya sea Operativa o Especulativamente, y que
estas Congregaciones deben llamarse Logias. En un principio, éstas
eran reuniones improvisadas bajo algún propósito concreto
y luego disueltas. El Brethren (la Hermandad) se separaba para encontrarse
nuevamente en otro momento y en otro lugar, según lo requiriesen
las circunstancias. Sin embargo, los Derechos de Constitución, las
ordenanzas, y los oficiales permanentes son innovaciones modernas completamente
aparte de los Landmarks y que dependen enteramente de promulgaciones
especiales hechas en un período comparativamente reciente.
X
El
gobierno del Gremio, reunido en una Logia por un Gran Maestro y dos Guardianes
es un Landmark. Una Congregación de Francmasones reunidos
bajo cualquier otra forma de gobierno como podría ser, por ejemplo,
la de presidente y vice-presidente, o rector y vice-rector, no será
reconocida como Logia. La presencia de un Maestro y dos Guardianes es tan
esencial para la organización válida de una Logia como el
actual Derecho de Constitución. Los nombres de estos tres oficiales
varían según las diferentes lenguas; pero los oficiales,
su número, prerrogativas y deberes son idénticos en todas
partes.
XI
La
necesidad de que toda Logia, cuando se reúna, esté debidamente
cubierta es un Landmark importante de la Institución que
nunca debe pasarse por alto. La necesidad de esta norma surge del carácter
esotérico de la Francmasonería. El deber de guardar la puerta
e impedir el paso a los espías e intrusos es uno de los más
antiguos.
XII
El
derecho de todo Francmasón a ser representado en todas las reuniones
generales del Gremio y a instruir a sus representantes, es el duodécimo
Landmark. En un principio, estas reuniones generales que normalmente
se celebraban una vez al año, eran designadas con el nombre de Asamblea
General, y toda la Fraternidad podía asistir a ellas, incluso el
más joven de los Aprendices Entrados. Actualmente se designan con
el nombre de Gran Logia, y solamente pueden asistir los Maestros y los
Guardianes de las Logias subordinadas, que actuan como representantes de
los demás miembros. Originalmente, cada Francmasón se representaba
a sí mismo, actualmente le representan los oficiales de su Logia.
XIII
El
derecho de todo Francmasón a apelar ante la Gran Logia o Asamblea
General de los Francmasones la decisión de su Brethren reunido en
Logia, es un Landmark altamente esencial para la preservación
de la justicia y la prevención de la opresión.
XIV
El
derecho de todo Francmasón a visitar cualquier Logia regular y a
ocupar un lugar en ella es un Landmark incuestionable de la Orden.
Se denomina Derecho de Visita. Este derecho de visita siempre se ha reconocido
como un derecho inherente que todo Francmasón tiene por costumbre
ejercer cuando viaja por el mundo. El motivo de que esto sea así
es que las Logias se consideran solamente como simples y convenientes divisiones
de la familia Masónica universal.
XV
Es
un Landmark de la Orden que ningún visitante desconocido
para el Brethren, o al cual algunos de sus miembros no reconozcan como
Francmasón, pueda entrar en la Logia sin pasar primero un examen
de acuerdo a las antiguas usanzas. Si el visitante es reconocido como Francmasón
de prestigio por algún Hermano, y si este Hermano da garantía
de que cumple los requisitos, se le puede dispensar del examen, puesto
que el Landmark se refiere solamente a los casos de extraños
que no puedan ser reconocidos de otra forma que a través de estrictas
pruebas, debidos exámenes o información legítima.
XVI
Ninguna
Logia puede interferir en los asuntos de otra, ni otorgar Grados a miembros
del Brethren que pertenezcan a otras Logias. Este Landmark se basa
en el gran principio de la cortesía y la consideración fraternal,
principios que forman parte de la mismísima base de nuestra Institución.
XVII
Es
un Landmark que todo Francmasón acate las leyes y reglamentos
de la Jurisdicción Masónica en la cual resida, aun cuando
no sea miembro de ninguna Logia de aquella Jurisdicción.
XVIII
Ciertos
requisitos para ser candidato a la iniciación surgen de un Landmark
de la Orden. Se requiere que el candidato sea hombre y que no tenga mutilación
alguna, que haya nacido libre y sea adulto.
XIX
La
creencia en la existencia de Dios como el Gran Arquitecto del Universo
es uno de los Landmarks más importantes de la Orden. Siempre
se ha considerado que la negación de la existencia del Poder Supremo
y Omnipotente implica una descualificación absoluta para la iniciación.
Nunca, en los anales de la Orden, un Ateo ha sido ni podría ser
ordenado como Francmasón. Las mismas ceremonias de iniciación
del Primer Grado prohiben y previenen la posibilidad de que ocurra tal
cosa.
XX
Subsidiaria
a la creencia en Dios, y como Landmark de la Orden, está
la creencia en la resurrección a una vida futura.
XXI
Es
un landmark que un Libro de la Ley constituya una parte indispensable
del mobiliario de toda Logia. No es requisito imprescindible el uso del
Antiguo y el Nuevo Testamento. Se considera que el Libro de la Ley es aquel
volumen que, según la religión de cada país, contenga
la voluntad revelada del Gran Arquitecto del Universo. Así pues,
en todas las Logias de los países Cristianos, el Libro de la Ley
se compone del Antiguo y el Nuevo Testamento; en un país en que
el Judaísmo sea la religión predominante, bastará
con el Antiguo Testamento; y en los países Mahometanos y entre los
Francmasones Mahometanos, puede usarse el Corán. La Francmasonería
no pretende interferir en la fe religiosa particular de sus discípulos,
excepto en lo que se refiera a la creencia en la existencia de Dios y en
lo que necesariamente resulta de esta creencia. El Libro de la Ley, para
el Francmasón Especulativo, es su soporte espiritual sin el cual
no puede trabajar; y cualquiera que sea su creencia sobre la voluntad revelada
del Gran Arquitecto, aquél constituye para él la norma y
guía de su conducta en su trabajo especulativo. El Landmark,
por consiguiente, requiere que un Libro de la Ley, algún código
religioso representativo de la voluntad revelada de Dios, forme parte esencial
del mobiliario de toda Logia.
XXII
La
igualdad de todos los Francmasones es otro Landmark de la Orden.
Esta igualdad no implica la subversión de las graduaciones de rango
instituidas por las costumbres de la sociedad. El monarca, el noble y el
trabajador común son iguales en la Francmasonería.
XXIII
El
carácter secreto de la Institución es otro Landmark
muy importante. Si la Institución se viera despojada de él,
ya no sería Francmasonería. Este carácter secreto
está basado en las formas y modos de reconocimiento para que los
Francmasones puedan reconocerse entre ellos.
XXIV
La
fundación de una Ciencia Especulativa sobre un Arte Operativo, y
el uso simbólico y explicación de los términos de
ese arte para los propósitos de la enseñanza masónica
constituye otro de los Landmarks de la Orden. El Templo de Salomón
es la cuna simbólica de la Institución y, por consiguiente,
la referencia a la Masonería Operativa que construyó aquel
magnífico edificio, a los materiales e implementos que se emplearon
en su construcción, y a los artistas que participaron en ella, es
un componente esencial del cuerpo de la Francmasonería. La eliminación
de esta referencia tan sólo provocaría la completa destrucción
de la identidad de la Orden como tal.
XXV
El
último y supremo Landmark es que estos Landmarks no
pueden ser nunca modificados. Nada puede eliminarse -ni nada puede añadirse-
no puede practicarse en ellos ni siquiera la más ligera modificación.
Y puesto que los recibimos de nuestros predecesores, estamos comprometidos
por el más solemne de los deberes a transmitirlas a nuestros sucesores.
Traducción:
Gloria Roca |