A MASSON'S CONFESSION. (LA CONFESIÓN DE UN MASÓN) (1727)
Francisco Ariza
Nota introductoria
Este catecismo fue publicado en el
"Scots Magazine" en 1755, si bien se refiere a la Masonería de 1727,
por eso se utiliza esta fecha como el origen del documento. Describe a la
Masonería operativa practicada en aquella época todavía en Escocia, tratándose
por tanto de un texto de un gran valor histórico, además de su interés
simbólico; tiene la peculiaridad de presentarse como las confesiones de un
masón aparentemente decepcionado de la Masonería al descubrir el poco interés
que despiertan en él sus símbolos y ritos. Sigue así la estela de “La Masonería
Disecada” de Samuel Prichard, el cual también fue un masón que abandonó la
Masonería y acabó por convertirse en enemigo de ella, siendo así un ejemplo negativo
de lo que es un “profano con mandil”, que es como se designa en la Masonería a
aquellas personas que aunque hayan recibido la iniciación siguen siendo
profanos en su fuero interno. Parafraseando la fórmula ritual, son los que
habiendo “descendido como cowan jamás
ascendieron como masones”.
Pero estas “indiscreciones” permitieron
que la Masonería (que por aquel entonces ya había dejado de ser del Oficio y en
sus logias cada vez aumentaba más el número de “masones aceptados”) se
“popularizase”, es decir que fuera conocida por el gran público, despertando
ciertamente el interés de simples “curiosos”, pero al mismo tiempo también de
personas que en el fondo eran “masones sin mandil”, es decir que tenían las
cualificaciones necesarias para recibir la iniciación masónica, y para ellas la
publicación de esos documentos constituyó indudablemente un beneficio, y muchas
pudieron ingresar más tarde o más temprano en la Masonería espoleadas por ese
“descubrimiento”, con lo que tuvieron la posibilidad de una realización
espiritual, y de paso la Masonería aumentaría el número de sus miembros; o sea,
que esas “indiscreciones” tuvieron un efecto dual, negativo y positivo, como
casi todo en este mundo. Tengamos en cuenta que tan sólo de “La Masonería
Disecada” se han hecho más de treinta ediciones a lo largo del tiempo, y
únicamente en las dos primeras semanas de su aparición llegaron a hacerse nada
menos que tres. Esto demuestra el repentino interés que en ese momento despertó
la Masonería en todos los estamentos de la sociedad.
Nosotros pensamos que a pesar de
los inconvenientes que ello traería consigo, el hecho de que la Masonería se
popularizase y acabasen por entrar en ella personas procedentes de todas las
capas sociales (pero especialmente las vinculadas con las profesiones
liberales, como artistas, médicos, universitarios, comerciantes, etc., lo que
sin duda fue facilitado por el origen artesanal de la Masonería) tuvo un efecto
más positivo que negativo, sobre todo si tenemos en cuenta las peculiares
condiciones cíclicas en que estaba entrando Occidente a partir del siglo XVIII.[1]
Queremos decir que esa “apertura”
de la Masonería a la sociedad de su tiempo (apertura a la que contribuyeron sin
duda alguna la publicación de estos documentos) le dio a ésta una “fortaleza”
en momentos que la necesitaba, y al menos en este caso la “cantidad” (que no
olvidemos es uno de los “signos de nuestro tiempo” y tiene varias lecturas) sí
hizo de verdadera “base” o “soporte substancial” de la “cualidad”, es decir que
esa “popularidad” propiciaría que las ideas masónicas, y por lo tanto
herméticas, continuaran estando presentes de una u otra manera en la sociedad
contemporánea. La expresión “hermetismo popular” le cabe también a la Masonería
de los siglos XVIII y XIX, épocas en las que ésta conoció su mayor expansión y
relevancia, tanto en Europa como en América. La proliferación de logias y
talleres en prácticamente todos los países de ambos continentes (pero con mayor
abundancia en el “Nuevo Continente”, donde la presencia e influencia del poder
eclesiástico era mucho menor que en el “Viejo Continente”) es un testimonio
claro de ello.[2] Fco.
Ariza
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Cuadro de Logia de Maestro
Al redactor del Scots Magazine.
Señor:
Hace algún tiempo, un masón, que habitaba a una distancia muy alejada, y del cual sabía que era hombre de carácter sensato y religioso, me envió una larga carta escrita y firmada de su puño y letra, en la que hacía confesión del juramento, de la palabra y otros secretos de su oficio. En el momento en el que escribía este texto y desde hacía ya cierto tiempo, había estado guardando cama a causa de su angustia física y describía todo lo que le había sucedido con la convicción de que todo ello era un misterio de iniquidad.
Su relato está entremezclado de reflexiones sobre muchos
pasajes de la Escritura y aparte de ella, sobre la iniquidad de la cosa
masónica. Considera que el juramento es impío y abominable, que fue un pecado
prestarlo y un pecado respetarlo. Trata todos los secretos a propósito de los
cuales él prestó juramento como una miscelánea de ceremonias supersticiosas, de
mentiras y de vanos absurdos; y renuncia a todo ello como a una horrible
perversidad. Al mismo tiempo me apremia a publicar el artículo para la
condenación de las personas comprometidas por ese juramento y para poner en
guardia a otras contra la trampa; me autoriza a desvelar su nombre, su lugar de
residencia y la logia a la cual pertenece. Cualquiera que ella sea yo solamente
retomo su escrito, el cual os propongo aquí, en sus propios términos, para ser
publicado en vuestro "Magazine"; dejando al mundo juzgar como
buenamente le parezca.
El me informa del hecho de que la relación que da no
contiene más que lo que le fue enseñado según los usos de la logia donde fue
recibido; sin considerar las variaciones en detalles que pudieran existir en
otras logias, pues todas ellas están de acuerdo sobre lo esencial.
Y realmente no se puede suponer que haya una uniformidad
absoluta entre ellas, si, después de lo que sigue, todo el asunto está confiado
a la memoria de los Masones y corre por consiguiente la suerte común de las
tradiciones orales.
CONFESION DE UN MASON SOBRE EL JURAMENTO,
LA PALABRA Y OTROS SECRETOS DE ESTE OFICIO.
Estas líneas son para certificar la autenticidad de lo que
concierne al juramento, la palabra y otros secretos guardados en la corporación
de los Masones; yo fui sometido a este mismo juramento por varios de ellos
congregados y reunidos en D. hacia el año 1727.
Del Juramento
Después que uno se presenta en la puerta, el que la guarda,
llamado el vigilante, le retira la jarretera de la pierna derecha, baja la
media, rodándola, sube el pantalón por encima de la rodilla y exige de él que
le entregue todos los objetos de metal que lleve puestos. Se lo hace arrodillar
sobre la rodilla derecha desnuda; la escuadra se pone tres veces alrededor de
su cuerpo y se apoya sobre su pecho, el compás abierto pinchando el pecho y su
codo desnudo puesto sobre la Biblia, la mano izquierda levantada. Entonces
presta juramento:
"Como respondería delante de Dios en el gran día, y
delante de esta compañía, yo guardaré y esconderé, o no divulgaré ni daré a
conocer los secretos de la palabra del Masón [aquí el candidato se compromete a
no escribirlas sobre papel de pergamino, madera, piedra, arena, nieve, etc.],
bajo pena de serme arrancada la lengua de debajo de mis mandíbulas y mi corazón
arrancado de debajo de mi axila izquierda, y mi cuerpo sepultado bajo el límite
de los altos mares, allí donde la marea desciende y sube dos veces en veinticuatro
horas".
Inmediatamente después del juramento, el que preside dice:
"Habéis descendido como cowan, yo os elevo como Masón".
Yo no sabía al prestar este juramento lo que eran esos
secretos que yo no debía divulgar, no habiendo tenido ninguna información
previa.
Un miembro de la logia me instruyó un poco sobre tales
secretos el día mismo en que fui recibido y se lo llamó mi padrino; y otra
persona de la logia que yo escogí entonces como preceptor por doce meses, fue
llamado mi instructor.
Es una costumbre anual que estas admisiones por juramento en
el seno del oficio tengan lugar en todo el país el día de San Juan, como se le
llama, es decir el 27 de diciembre.
De la Palabra
Después del juramento, una palabra me es mostrada en las
Escrituras y me dicen que es la palabra del masón. La palabra está en I Reyes
7-21. Dicen que Boaz es la palabra del masón y Jachin la palabra del compañero
de oficio. La primera se muestra a un Aprendiz recibido después de haber
prestado juramento. La segunda es mostrada al que, habiendo sido aprendiz
durante al menos un año, es admitido a un grado más alto en la logia, después
de haber prestado nuevamente juramento o proclamado su aprobación en cuanto a
esto.
Otros secretos
Ahora voy a desvelaros varios secretos de diversas
clases.
Al principio hay tres líneas trazadas en tiza sobre el suelo, a intervalos más o menos regulares como en A, B y C. El Maestro de la logia se sitúa en M y los Compañeros de oficio, con los Vigilantes y los Aprendices recibidos a la izquierda del Maestro, en ff, y el último Aprendiz recibido en P.
Al principio hay tres líneas trazadas en tiza sobre el suelo, a intervalos más o menos regulares como en A, B y C. El Maestro de la logia se sitúa en M y los Compañeros de oficio, con los Vigilantes y los Aprendices recibidos a la izquierda del Maestro, en ff, y el último Aprendiz recibido en P.
p
A_________________________________________________
a¬
B_________________________________________________
b¬
C________________________________________________
c¬
ff
M
El Maestro dice: "Avanzad". El Aprendiz dice:
"No lo haré si no debo".
El Maestro dice: "Avanzad; os lo permito".
Entonces, franqueando la primera línea con un pie, mientras
que lleva el otro en escuadra a a, pone la mano derecha cerca del hombro
izquierdo y dice: "Buenos días, Señores".
Pasando con un pie la segunda línea y llevando el otro en
escuadra a b, pone la mano derecha en el costado izquierdo y dice:
"Dios sea en este lugar". Franqueando la tercera línea con un pie y
llevando el otro en escuadra a c, pone la mano derecha sobre la rodilla
derecha y dice: "Dios bendiga a todos los honorables Hermanos".
N.B. ø Al igual que la escuadra ha sido colocada tres veces
alrededor de su cuerpo él franquea estas líneas poniendo tres veces los pies en
escuadra.
Pregunta: ¿Qué decís?
Respuesta: Heme aquí (con los pies en escuadra) el más joven
y último aprendiz recibido; preparado para servir a mi Maestro del lunes por la
mañana al sábado por la noche en todos los trabajos lícitos.
P.: ¿Qué os hizo Masón?
R.: La santa voluntad de Dios todopoderoso me hizo Masón; la
escuadra, después de Dios, me hizo Masón; diecinueve Compañeros de oficio y
trece Aprendices me hicieron Masón.
N.B. ø Por lo que recuerdo, toda la logia presente no
excedía de veinte personas; pero se me enseñó a responder así, lo cual no puedo
explicar.
P.: ¿Dónde está vuestro Maestro?
R.: No está tan lejos que no se lo pueda encontrar.
Entonces, si se tiene la escuadra al alcance de la mano se
la aplica sobre la piedra en la cual ellos trabajan. Si no, se ponen los pies
en escuadra, como se indica precedentemente. Es en esta actitud que se repiten
los secretos. Pues la escuadra es reconocida por el Maestro tanto por la
palabra como por la posición de los pies.
P.: ¿Cómo ponéis una escuadra?
R.: Coloco dos varas de hierro en el muro. Si dos no
convienen, tres convendrán; y esto hace a la vez la escuadra y el nivel.
N.B. ø Si se colocan dos hierros encima y uno debajo se
forma simultáneamente como una escuadra y un nivel. Pero ordinariamente no se
pone más que uno. Y la razón por la cual se dice que se "pone" la
escuadra en lugar de la "cuelga" es que no se va a colgar su
Maestro.
P.: ¿Qué es un Masón?
R.: Es Masón el que ha nacido Masón, jurado Masón y Masón de
oficio.
P.: ¿Dónde guardáis la llave de vuestra logia?
R.: Entre mi lengua y mis dientes y bajo un repliegue de mi
hígado, allí donde reposan todos los secretos de mi corazón: puesto que si
revelo alguna cosa [sobre lo que pasa] en la logia, mi lengua debe ser
arrancada de mis mandíbulas, mi corazón de mi axila izquierda, y mi cuerpo
sepultado bajo el límite de los altos mares, allí donde la marea desciende y
sube dos veces en veinticuatro horas.
P.: ¿Cuál es la llave de vuestra logia?
R.: Una lengua bien colgada.
P.: ¿Es usted Masón?
R.: Sí.
P.: ¿Cómo lo sabré?
R.: Por los signos, toques y puntos de mi entrada.
El Maestro: Mostradme uno.
El Aprendiz: Mostradme el primero, yo os mostraré el
segundo.
Entonces el Maestro le da el signo con la mano derecha sobre
el costado izquierdo.
El Aprendiz: Más claramente.
Entonces el Maestro se lo da más alto, o desplaza su mano un
poco más arriba del costado izquierdo.
El Aprendiz: Yo guardo y oculto.
N.B. ø El toque o garra consiste en poner el extremo del
pulgar de la mano derecha sobre la primera juntura del segundo dedo a partir
del pulgar de la mano derecha del otro.
P.: ¿Cuántos puntos hay en la palabra?
R.: Cinco.
P.: ¿Qué son estos cinco puntos?
R.: La palabra es el primero, el signo es el segundo, la
garra el tercero, el signo penal cuarto y guardar y ocultar el quinto.
P.: ¿Dónde habéis sido recibido?
R.: En una logia justa y perfecta.
P.: ¿Qué es lo que hace a una logia justa y perfecta?
R.: Cinco Compañeros de oficio y siete aprendices
recibidos.
N.B. ø Ellos no se ciñen a este número aunque lo dicen de
esta forma en sus preguntas, operan en número más reducido.
P.: ¿Dónde debe dar la palabra el Masón?
R.: En la cima de una montaña, fuera del alcance del canto
del gallo, del ladrido del perro o del arrullo de la paloma.
P.: ¿Cuántos puntos hay en la escuadra?
R.: Cinco.
P.: ¿Qué son estos cinco puntos?
R.: La escuadra nuestra maestra sometida a Dios es uno, el
nivel es el segundo, la plomada el tercero, la regla portátil el cuarto, y la
vara de medir el quinto. El día en el que un aprendiz jura su obligación, elige
una marca para poner en sus útiles, para reconocerlos. Yo escogí ésta. Me costó
un Marco escocés.
Se enseña a responder así a esta cuestión.
P.: ¿Dónde habéis obtenido esta marca?
R.: He dejado una, y he tomado otra.
Si alguno se acerca a un Masón que trabaja en una piedra y
dice "esta piedra está hueca", se enseña al aprendiz a responder:
"no tan hueca que no pueda ser llenada de nuevo"; o bien: "no
más hueca que vuestra cabeza si vuestro cerebro ha salido de ella".
P.: ¿Cuándo un Masón lleva sus flores?
R.: Entre San Martín y Navidad.
P.: ¿Cuál es la librea de un Masón?
R.: Un gorro amarillo y pantalones azules. Es decir el
compás.
P.: ¿Cuántas joyas hay en vuestra logia?
R.: Tres. Un pavimento cuadriculado, un perpiaño y una
piedra tallada.
P.: ¿Para qué sirve el pavimento cuadriculado?
R.: Al Maestro Masón para trazar sus planos sobre el
suelo.
P.: ¿Para qué sirve el perpiaño?
R.: Para ajustar la escuadra y hacer las medidas.
P.: ¿Para qué sirve la piedra tallada?
R.: A mí, el más joven y último aprendiz recibido, para
aprender a trabajar sobre ella.
P.: ¿Qué altura debería tener un asiento de Masón?
R.: Dos agujas de campanario, un respaldo y una techumbre,
todo a la altura de la rodilla.
N.B. ø Se enseña que el asiento de un cowan está
hecho de piedra volcánica con el fin de que se hunda rápidamente. Y está
situado mitad en la logia, mitad afuera con el fin de que el cuello del cowan
esté bajo el canalón en tiempo de lluvia y que el agua le penetre por entre los
hombros y le salga sobre sus zapatos.
P.: ¿Dónde está el cable de remolque?
R.: A dieciocho o diecinueve pies y medio de la puerta de la
logia; y en su extremo está puesto el mazo que sirve para pulir las
piedras.
N.B. No hay allí ningún objeto del género cable de
remolcar.
P.: ¿Dónde situáis vuestra logia?
R.: Sobre la vertiente soleada de una colina a fin de que el
sol se eleve por encima de ella al levantarse.
N.B. ø Una logia es el lugar donde los Masones se reúnen y
trabajan. De allí viene que esta asamblea o sociedad de Masones sea
llamada una logia.
P.: ¿Cómo está dispuesta vuestra logia?
R.: Este y Oeste, como lo están desde hace tiempo las
iglesias y las capillas.
P.: ¿Por qué así?
R.: Porque ellas fueron santas y nosotros deberíamos serlo
también.
P.: ¿Cuántas luces hay en vuestra logia?
R.: Tres.
P.: ¿Cuáles son?
R.: El Sur-Este, el Sur y el Sur-Oeste.
P.: ¿Cuántos niveles hay en vuestra logia?
R.: Tres.
P.: ¿Cuáles son?
R.: El sol, la mar y el nivel.
N.B. Ignoro por qué razón el sol y la mar son citados entre
sus niveles, pero ellos lo quieren así. Mostrar en detalle cómo el Maestro
Masón se coloca al lado Sur-Este de la logia y los Compañeros de oficio justo a
su lado, al lado de éstos los Vigilantes y al lado de ellos los Aprendices
recibidos, a qué distancias están situados los asientos de los unos de los
otros y con qué útiles trabajan, no sería de ningún interés.
P.: ¿Dónde guardáis la llave de vuestra logia?
R.: A dos pies y medio de la puerta de la logia, bajo un
brezo verde.
N.B. ø Esto se explica por su juramento, por el cual los
secretos de la logia son puestos al abrigo de las gotas; es decir de los
Aprendices no recibidos o de cualquiera que no fuera de su sociedad y que ellos
llaman gotas.
P.: ¿Cuánto tiempo un aprendiz debería llevar su
camisa?
R.: Hasta que ella tenga nueve nudos; tres en lo alto de la
espalda y tres a lo largo de cada brazo.
Existen igualmente otros diversos signos por los que se
distinguen o reconocen entre ellos. Así, si uno de ellos se encuentra en una
asamblea y quiere llamar a otro Masón, lo hace pasándole un pedazo de papel con
un lado doblado en escuadra; y suponed que lo arrugue en su mano, cuando se
abra el pliegue en escuadra será lo que se remarcará. O si él hace pasar su
guante, entonces la escuadra se hace sobre la primera articulación del segundo
dedo, con la uña del pulgar o cualquier otra cosa.
Para reconocer a otro al beber, se dice: "Bebed".
El otro dice: "No". Se dice una segunda vez: "Bebed". El
otro responde: "Después de vos, según las buenas costumbres". Se dice
entonces: "Bebed, yo respondo de vos". Entonces el otro bebe.
Al llegar a una casa donde puede haber Masones, se debe
llamar tres veces a la puerta: uno débil, uno más fuerte y uno aún más fuerte.
Se da el signo poniendo la mano derecha en alto del lado izquierdo. O bien al
cabalgar, se debe golpear el caballo por encima del hombro izquierdo. En un
país del cual se ignora la lengua, se debe arrodillar sobre una rodilla
levantando la mano delante de los Masones.
Si se llega a una asamblea, y se quiere saber si se
encuentra en ella un Masón, uno hace que se tropieza al entrar y dice: "El
día está hecho para ver y la noche para entender. Gracias a Dios todos tenemos
nuestros beneficios habituales. No hay diferencia entre una vaca parda y una
vaca parda sin cuernos". Entonces si hay un Masón en la compañía, él dice:
"¿Qué dice el Compañero?". Se responde: "Yo no digo nada que no
pueda repetir: No hay diferencia entre una vaca parda y una vaca parda sin
cuernos".
Se reconoce al caballo de un Masón entre los demás, por el
estribo izquierdo que está levantado. Para saber si hay uno o varios Masones en una compañía que
uno se encuentre en el camino se dice: "¿Quién marcha?" Entonces si
hay uno, él dice: "Un hombre marcha". Si hay varios la respuesta es:
"Unos hombres marchan". Entonces se dice: "Bravas gentes y
Maestros, estad contentos; que Dios bendiga toda vuestra compañía". O bien
se da el signo, con la mano derecha sobre el soplo, lo que se llama la orden
regular de los Compañeros de oficio; y la garra aprisionando sus dedos en la
muñeca del otro, después, su codo; o se ponen mano en mano, pie contra pie,
rodilla contra rodilla, corazón contra corazón, oreja contra oreja, y se dice:
"Yo os saludo, yo os saludo, que Dios os salve y haga de vos un buen
Maestro Masón; soy un joven, buscando fortuna; si podéis darme la ocasión, os
haré una buena acción".
Voy a describir ahora lo que ellos llaman la "lección
del lunes". Cuando el Aprendiz llega a la puerta de la cocina de su
Maestro, debe dar tres golpes: uno débil, otro más fuerte y otro aún más
fuerte. Si no hay respuesta, debe tirar del pestillo y entrar, lavar los platos
y barrer la casa.
P.: ¿A qué distancia el Aprendiz debe llevar las
cenizas?
R.: Tan lejos que pueda ver el humo salir de la
chimenea.
Después de que llega a la puerta de la habitación de su
Maestro da tres golpes: uno débil, otro más fuerte y otro aún más fuerte y
dice: "Maestro, ¿os despertáis? Si el Maestro responde: "No tanto
ruido, puedo despertarme", entonces él entra. El Maestro pregunta:
"¿Qué tiempo hace esta mañana?". El responde: "Es una bella mañana;
el viento está al Oeste y el sol al Este; son las cinco pasadas y van para las
seis". El Maestro dice: "¿Quién os lo ha dicho?". El Aprendiz
responde que ha encontrado un "hombre de los brezos". "Sí,
responde su Maestro, la tristeza se levanta temprano en la mañana”.
P.: ¿Cómo da el Aprendiz su camisa a su Maestro?
R.: El se la presenta por la manga izquierda, después el
cuello y la parte delantera por encima, a punto para ser enfilada. Le da el
resto de sus vestimentas de la misma forma. Después de esto, le da agua para
lavarse, luego le tiende una toalla para secarse. Si no tiene le ofrece un paño
de su camisa. Si no tiene le dice que lo haga como pueda. A continuación él
sigue a su Maestro al subir la calle y al descenderla, con el pie derecho a la
izquierda de su Maestro, del lado de la espada, a la distancia de una vara de
nueve pulgadas, hasta que llega a dieciséis pies y medio de la puerta de la
logia. Entonces el Aprendiz deja al Maestro. Va a preparar la logia y poner los
objetos en orden. Después de esto él llama los hombres al trabajo.
Esto es todo lo que hay para decir, o al menos todo lo que recuerdo
sobre sus invenciones.
Notas
[1]
“Desde el punto de vista histórico nace la Masonería en una época donde las
corporaciones de artesanos pasaban a ser instituciones de poder y el
profesionalismo de sus integrantes ocupaba una función en el encuadre del
Estado. Esta influencia es pareja a la pérdida de influencia de la Iglesia, y
de la Monarquía, y se corresponde con la creciente preponderancia de la
burguesía formada por profesionales, mercaderes y administrativos, en siglos
posteriores. Y esta determinación que hace a los ciclos históricos y a las
castas marcará de algún modo a los masones, que en líneas generales pertenecen
a estos estamentos profesionales y comerciales, a los que también protege el
dios Mercurio”. Federico González: Hermetismo
y Masonería, cap. II., p.136.
[2]
“Queremos destacar la importancia que ha tenido la Masonería –y por su
intermedio la Tradición Hermética- en la independencia y organización de las
repúblicas americanas (de Norte, Centro y Sur), donde pueden destacarse entre
otras las figuras de Francisco de Miranda, Simón Bolívar, Jorge Washington,
José de San Martín, Antonio José de Sucre, José Martí, Miguel Hidalgo, etc., no
sólo fundadores de países, constituciones, legislaciones e instituciones sino
de ciudades, tal el caso de la ciudad de Washington DC., capital de Estados
Unidos que lleva el nombre de su fundador y de la Ciudad de la Plata, provincia
de Buenos Aires fundada por el maestro masón Dardo Rocha. Debe señalarse que lo
anteriormente señalado se hizo en base al ordenamiento de esos pueblos
promoviendo la cultura, la educación, el arte y las buenas maneras en países
donde primaba la desorganización y la violencia, cumpliendo desde luego la
Masonería una función civilizadora que subsiste de distinta forma hasta
nuestros días, ya que América, sus instituciones y formas de vida, han nacido
históricamente bajo su signo”. Federico González: Ibid., p. 141-142.
Nota
Texto perteneciente al libro: La Tradición Masónica. Historia, Símbolismo, Documentos Fundadores.
Nota
Texto perteneciente al libro: La Tradición Masónica. Historia, Símbolismo, Documentos Fundadores.
El Taller: franciscoariza5@gmail.com
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