Direcciones del Espacio


Mvet


Esquema del Templo de Salomón, donde se aprecia la estructura de la Logia masónica


"Hagamos al hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza, es decir, participando de seis direcciones,"[1]

Las direcciones del espacio incluyen los cuatro puntos cardinales más el zenit y el nadir; son pues seis las direcciones, las que nos conduce al simbolismo de este número. En referencia al Manual de Instrucción de Primer Grado se nos dice:

P.—  ¿En qué sentido se orientan sus lados largos?
R.—  De Oriente a Occidente.
P.—  ¿Y sus lados anchos?
R.—  De Mediodía a Septentrión.
P.—  ¿Su altura?
R.—  De Zenit a Nadir.
P.—  ¿Qué significan estas dimensiones?
R.—  Que la Masonería es Universal.

Los puntos cardinales se corresponden con los cuatro elementos surgidos del éter, y el zenit y el nadir con el Cielo y la Tierra, de cuyo matrimonio emerge la creación entera que se despliega en las cuatro direcciones horizontales del espacio. 

Cruz cuaternaria

Cruz de seis direcciones

Dibujo de arena de los indios navajo

Estas seis direcciones son, como dice Alce Negro, los poderes del Mundo; que él enumera en este orden: "el primero, el poder del Oeste; el segundo, el del Norte; el tercero, el del Este; el cuarto, el del Sur; el quinto, el del Cielo; y el sexto, el de la Tierra"[2].

Alce Negro[3] nos habla del tema que estamos tratando y queremos citarle pues no hemos encontrado en ningún lado nada más claro y más bello:

"Enciendo, pues, la pipa, y tras brindarla a los poderes que son un Poder, y una vez haya lanzado mi voz a ellos, fumaremos juntos. Ofreciendo en primer lugar la boquilla a Aquel que está en lo alto –así– alzo mi voz:

¡Eh, eh! ¡Eh, eh! ¡Eh, eh! ¡Eh, eh!

Antepasado, Gran Espíritu, siempre fuiste y nadie fue antes que tú. A nadie se puede orar fuera de ti. Tú mismo, todo lo que ves, cada cosa, fue hecha por ti. Tú perfeccionaste las naciones de estrellas en el universo entero. Tú perfeccionaste las cuatro regiones de la tierra. Tú perfeccionaste el día, y en aquel día, todo. Antepasado, Gran Espíritu, inclínate cerca de la tierra para escuchar la voz que te envío. Atiéndeme donde el sol se pone; ¡atendedme, seres del trueno! ¡Atendedme donde el Gigante Blanco vive poderosamente! ¡Atendedme donde el sol brilla sin pausa, donde aparecen el lucero del alba y el día!  ¡Atendedme donde vive el verano! ¡Atiende en las profundidades del cielo, águila de poder! ¡Y tú, Madre Tierra, Madre única, tú que eres piadosa con tus hijos!

¡Oídme, cuatro regiones del mundo! ¡Soy vuestro pariente! ¡Dadme vigor para recorrer la blanda tierra, emparentad todo lo que existe! Dadme ojos para ver y fuerza para entender, a fin de que sea como vosotros. Sólo con vuestro poder puedo encararme con los vientos. [4]

Las direcciones del espacio conforman la cruz (de cuatro o seis brazos)[5] siendo este símbolo, presente en todas las tradiciones, el del Mediador, el de aquel que ha trazado, o mejor realizado, los brazos de la cruz en su amplitud, profundidad y exaltación y, tal como expresa el ritual con respecto a la Masonería, este desarrollo es la universalización del masón, su cosmización y supone el cumplimiento pleno de lo que nos enseña el Corpus Hermeticum en estos términos:

Crece hasta corresponder al tamaño sin medida, mediante un salto que te libere de todo cuerpo; elévate por encima de todo tiempo, conviértete en Eón, entonces comprenderás a Dios. Habiendo puesto en tu pensamiento que no hay nada imposible para ti, considérate inmortal y capaz de comprenderlo todo, todo arte, toda ciencia, el carácter de todo ser viviente. Asciende más alto que toda altura, desciende más bajo que toda profundidad. Reúne en ti mismo las sensaciones de todo lo creado, del fuego y del agua, de lo seco y de lo húmedo, considerando que estás a la vez en todas partes, sobre la tierra, en el mar, en el cielo, imagina que aún no has nacido, que estás en el vientre materno, que eres adolescente, viejo, que estás muerto, que estás más allá de la muerte. Si abarcas con el pensamiento todas esas cosas a la vez, tiempos, lugares, substancias, cualidades, cantidades, puedes comprender a Dios.[6]

También las podemos relacionar con las tres gunas de la tradición hindú: Sattwa, Rajas y Tamas en las que la tendencia horizontal (Rajas) se dirige en las cuatro direcciones de los puntos cardinales: Oriente, Mediodía, Septentrión y Occidente.

Los tres gunas

El masón construye su templo interno en las seis direcciones: desciende a las profundidades para levantar unos cimientos sólidos, como nos recuerda uno de los símbolos del gabinete de reflexión: VITRIOL: “Visita el Interior de la Tierra (es decir el interior de ti mismo) y Rectificando Encontrarás la Piedra Oculta”. Y una vez trazada la planta de Norte a Sur y de Este a Oeste, conciliando los opuestos, se eleva a lo alto con el templo mismo. La Orden nos provee de las herramientas necesarias para esa labor: El Compás símbolo del Cielo, La escuadra, símbolo de la tierra, la plomada símbolo de la vertical, el Nivel símbolo de la horizontal. Y por sobre todo contamos con la Gracia y el auxilio del Gran Arquitecto del Universo a cuya Gloria realizamos todos nuestros trabajos.

En el centro de la Logia se halla el Ara y allí entrelazados (de forma diferente según el grado en que se trabaja) se hallan el Compás (el Cielo) y la Escuadra (la Tierra) sobre el Libro de la Ley sagrada y sobre estas tres luces descendiendo desde la Polar cae la plomada que señala el punto central, el corazón de todo este entramado del que la Logia es un modelo a escala como a su vez el masón también lo es.


Plano de la Logia

El maestro masón es el hombre Verdadero, aquel que ha actualizado en sí la herencia Celeste y Terrestre y como señala el Hno.·. Guénon, en él, el "acto" es igual a la "potencia" y como resultado de ello es yang respecto al Cosmos que es lo mismo que decir que en su altar interno los extremos del compás cubren a los de la escuadra.

La obra teatral En el Útero del Cosmos nos instruye en estos términos: "Has roto lo que te limitaba al tomar conciencia de ti y todo se ha realizado simultáneamente, has sido tu padre, tu madre y la creatura, te has tallado un nuevo rostro que tu has elegido por obra de la gracia, te has moldeado haciendo una obra de arte contigo a tu imagen y semejanza"[7].





[1] Zohar I, Bereschit.

[2] Alce Negro Habla. pág. 28. Ed. Olañeta. Mallorca, 1984.

[3] Alce Negro fue un Chaman, un Sabio entre los Siux, a los que pertenecía.

[4] Ibidem. pág. 15.

[5] Ver también sobre este tema el cap. III de El Simbolismo de la Cruz de René Guénon.

[6] Corpus Hermeticum. Poimandrés libro XI. Federico González: Hermetismo y Masonería, apéndice I.

[7] Federico González Frías.

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