LA PALABRA SAGRADA DEL PRIMER GRADO SIMBÓLICO.

Jo Agnós Adelfós




Ruth en el campo de Boaz. Julius Schnorr von Carolsfeld, 1828.

Nota Preliminar.- Para celebrar la festividad masónica solsticial del 24 de Junio, y de su patrón Juan Bautista, EL TALLER presenta este extraordinario trabajo que ha recibido de un QH:., Maestro masón, de la Respetable Logia "ASILO DE LA VIRTUD" Nro. 36, de Barquisimeto (Venezuela). Es un estudio que profundiza en el sentido simbólico y etimológico de la 'palabra sagrada' (de origen hebreo) del Aprendiz masón, si bien acude a otras lenguas para ampliar dicho sentido, como es el caso del verbo griego gígnomai, "nacer", vinculado estrechamente al Aprendiz, y cuyo significado literal es "llegar a ser". En suma, es un estudio que en realidad versa sobre la metafísica del lenguaje, y para el autor la Tradición Masónica es un tronco vivo de la Tradición Primordial, destacando su carácter iniciático por encima de cualquier otra consideración. Firma con su nombre masónico, que él mismo explica en la nota 1.

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LA PALABRA SAGRADA DEL PRIMER GRADO SIMBÓLICO

Jo Agnós Adelfós[1]


ζν  γρ λόγος το ϑεο κα νεργς κα τοµώτερος πρ πσαν µάχαιραν δίστοµον κα διϊκνούµενος χρι µερισµο ψυχς τε κα πνεύµατος ρµν, τ κα µυελν κα κριτικς νθυµήσεων κα ννοιν καρδίας. ΠΡΟΣ ΕΒΡΑΙΟΥΣ. Δ’,ιβ’.

Tsōn gàr ho lógos tū Theū kaì energēs kài tomōteros hypèr pāsan mákhairan dístomon kaì diïknúmenos àkhri merismū psykhēs te kài pnéumatos harmōn tè kài myelōn kài kritikòs enthymēseōn kài ennoiōn kardías. PROS HEBRAIOS. D’, ib’.

Pues la palabra de Dios vive y trabaja activamente, es más aguda y cortante que cualquier daga de doble filo, llegando hasta lo profundo, a la separación del alma y el espíritu, al discernimiento entre las articulaciones y la médula, siendo capaz de juzgar las reflexiones y las consideraciones del corazón. A LOS HEBREOS. 4, 12.


En el rito del primer grado simbólico se lee lo siguiente:

PALABRA SAGRADA. Esta palabra no se da sino deletreada, después del tocamiento de orden, dando la primera letra el reconocedor, la segunda el hermano por reconocer, y así alternativamente. Es el nombre de la columna del Noroeste, en que se sientan los aprendices.”

La cita precedente, como el templo, está sustentada en tres columnas:

La primera columna es la manera en que se da la palabra, el texto nos dice que debe ser deletreada. Es importante tener en cuenta que una “palabra” es la unidad a partir de la cual se constituye el universo discursivo expresado en una oración. Pero la palabra está conformada por sílabas y estas últimas, a su vez, por letras.

En base a lo anterior, se puede afirmar que “la letra” es lo que queda, lo último aprehensible, una vez que reducimos los cuatro niveles del universo lingüístico constituido por: ORACIÓN, PALABRA, SÍLABA, LETRA.

La letra es lo más simple pero a su vez es el elemento primordial del cual depende todo lo demás, la letra es la unidad, es el uno. De allí que en la tradición judía suela decirse que todo el texto sagrado está contenido en el primer libro, este a su vez en el primer capítulo, el cual se halla en el primer versículo y éste último a su vez en la primera palabra, y así sucesivamente hasta llegar a la primera letra.

Otro ejemplo de gran significación según la tradición metafísica de ese sabio pueblo: la “Bet”[2] es la primera letra del primer libro[3] de la Torah[4]; por otra parte, la última letra, del último libro de la Torah, es la letra “Lamed”[5]; ambas letras conforman la palabra “Lev (corazón)”, señalando así al órgano central[6] de nuestro sistema circulatorio[7] como el contenedor de la totalidad de la “Ley[8] Sagrada”.

En este sentido, el Aprendiz Masón, una vez constituido, queda reducido a dos elementos fundamentales: EL SILENCIO y la LETRA. Debe permanecer en silencio, lo único que le es permitido pronunciar es la PALABRA SAGRADA, pero construida desde la unidad. Así pues, pasa desde el silencio a la letra y de esta última nuevamente al silencio; el neófito brota desde la nada a la unidad más primordial del sonido. El Aprendiz, es conducido desde la periferia del mundo profano a un estado liminal[9], anterior a sí mismo: el Norte.

La segunda columna es la forma en que se dan las letras constitutivas de la palabra, amén de la alternancia manifiesta entre el reconocido y el reconocedor, lo que nos lleva entonces al número 2, pues alternancia viene de: alternare (alterno); alter (uno de dos)[10].

El que ha sido recibido en el 1er Grado Simbólico, aprende a “ir desde el silencio a la letra”; luego, con “la letra alternada”, aprende el número 2.

Tenemos así la edad[11] del aprendiz que surge a partir de la resultante de sumar 0+1+2.[12]

La tercera columna nos conecta con la identificación y naturaleza de la palabra, nos dice el ritual que se trata del nombre de la columna del noroeste.

Sin embargo, trataremos aquí, tanto del nombre de dicha columna, como también acerca del nombre del personaje masculino principal del libro de Ruth, en virtud de algunas equiparaciones y/o diferencias entre los mismos, que varían según sea la edición del texto o según la traducción a los diversos idiomas, que han tenido lugar como producto del devenir.

            Es imperioso recordar que “la Tradición” es inmutable, a pesar de lo que sobreviene, más allá de los cambios de forma, permanece viva, su savia fluye, nutriendo siempre a los árboles ubicados en el centro del Edén.

            Como la hoja se impulsa hacia lo alto en procura del Sol, gracias a que el sustento de dicho impulso se encuentra en la savia que la irriga y en la fuente de donde mana; debemos nosotros, cual hojas del árbol, acudir al punto donde surge todo el afluente.

            Remontándonos desde el follaje llegamos primero a la rama, luego al tronco y finalmente a las raíces, estos tres elementos se transponen a las tres fuentes que se nos hacen accesibles: a) La Vulgata Latina o Castellana; b) La versión masorética[13]  del Antiguo Testamento; y, c) La Biblia Septuaginta (LXX).[14]


“Lo sagrado” en la palabra

Antes de tocar dichas fuentes en búsqueda de la palabra bajo revisión, es importante poner en contexto la razón por la cual la misma es calificada de “sagrada”.

            La palabra del grado, así como muchas de nuestra tradición masónica, provienen del idioma Hebreo. El hebreo forma parte de un conjunto de lenguas[15] a través de las cuales se han comunicado los mitos esenciales de la Tradición. Dichos mitos, puestos en movimiento, se constituyen en el rito de toda institución iniciática. Tanto es así que gran parte de los textos bíblicos que antiguamente se hallaban en Arameo, fueron vertidos luego al hebreo.

A través de esos textos sagrados, movilizados y vividos en la ejecución del rito, se logra entonces la comunicación con lo superior,[16] entendiendo por “superior” aquello que está más allá de nuestra condición ordinaria, lo que no está sujeto a automatismos sino que es consciencia plena de SER, ámbito donde el “autó-matos” es sustituido por el “autó-nomos”.[17] En este sentido, observamos que dichos textos, por su naturaleza, se constituyen en puentes a través de los cuales se hace posible cruzar desde esta “latitud espacio-temporal” hacia “ignotas dimensiones del Ser”.[18]

De allí que en las diversas latitudes, los mitos esenciales hayan sido expresados en esas lenguas, que además tienen un carácter rítmico, pues cada uno de los textos poseen una cadencia particular que conecta con un orden, tal como ocurre en la Tenida Masónica, donde el ritmo es esencial, el cual parte desde el Venerable Maestro, sostenido y vigilado por todos los ejecutores, y al que se encuentra supeditado todo aquél que comparece a los Trabajos.

En virtud de ese ritmo y cadencia, "traducción vibracional" de un orden, se hace importante la recitación del Salmo 133 en Hebreo y en Español en muchos Talleres.

Dicho salmo está conformado por 6 versículos divididos cada uno en dos segmentos, los cuales hacen un total de 12 partes. Las correspondencias simbólicas de dicha estructura se hacen patentes.

Ahora bien, en el caso del texto Hebreo de la Biblia, el mismo está conformado íntegramente por versículos, desde los libros más poéticos como el CANTAR DE LOS CANTARES y LOS SALMOS, hasta los más narrativos, y en apariencia de naturaleza  prosaica, como el libro de RUTH y el GÉNESIS, todos ellos tienen una estructura bien determinada y una cadencia particular que los ubica en la posición de la más excelsa poesía, entendiendo a la poesía en su sentido esencial: a saber, como producto de un acto creativo logrado mediante la conexión con las ignotas dimensiones que ya mencionamos, esas que están por encima del pavimento mosaico en sus diversos niveles.

No en vano, la palabra “POESÍA” viene de la expresión Griega “ποιησις (poieesis)” y del verbo “ποιεω (poieoo)”, que refiere aquello que ha sido creado por el espíritu. En este contexto, la expresión “Espíritu” es ese fuego de donde mana la luz masónica, aquella luz blanca que ciega al recipiendario en el momento de ser despojado de la venda y a la cual se tiene acceso una vez que se ha transitado la iniciación.[19]

Dicho lo anterior, podemos observar la naturaleza de los textos sagrados, no en vano el término “VERSO”, en Griego Antiguo, tiene la misma raíz del verbo “MEDIR, ATRAVESAR, RECORRER”, lo que hace que el texto sagrado sea a su vez un inmenso tejido, del cual la virtuosa PENELOPE teje y desteje cada día en espera de ODISEO, que va en búsqueda de reconquistar su patria de origen, tal como la tenida se teje y se desteje en la apertura y el cierre, respectivamente.

Todas estas connotaciones simbólicas evidencian a qué nos referimos cuando decimos que un texto o que una palabra es SAGRADA.

Ahora bien, el ritual del 1º Grado dice que la Palabra Sagrada es el nombre de la columna del noroeste donde se sientan los aprendices.

Es importante hacer una precisión para no incurrir en confusiones. Ya que muchas veces tendemos a mezclar el nombre de la columna mencionada con el nombre del personaje del libro de Ruth, que es el mito fundamental del Primer Grado Simbólico.

A este respecto señalemos, ante todo, que el nombre de la columna se halla en el libro de Reyes en los capítulos inherentes a la construcción del templo de Salomón, mientras que el nombre del patriarca se encuentra en el libro de Ruth.

En el presente trabajo se explorarán ambos nombres, ya que en el fondo tienen una vinculación esencial.


Algunas precisiones lingüísticas esenciales

Sin ánimos de incurrir en áridos detalles filológicos, lo que escapa de las competencias de la presente plancha, es necesario hacer algunas consideraciones lingüísticas tanto en lo histórico –solo hasta donde sea fundamental– como desde el punto de vista gramatical, lo que finalmente nos dará la comprensión de los distintos registros de la Palabra Sagrada.

Primero veremos la forma en la cual se presentan los nombres (tanto el de la columna como el del personaje del libro de Ruth), para luego indagar sobre su significado.

Aclarado lo anterior, encontramos que en los diversos orientes masónicos hay diferencias en torno a la Palabra Sagrada; en unos, se considera que la palabra es B........O-Z, mientras que en otros orientes se considera que la misma es B........A-Z.

Si revisamos las fuentes más cercanas, es decir, las biblias que tenemos a nuestra disposición, católicas o protestantes, en sus distintas ediciones, en su gran mayoría son traducciones cuyo último eslabón es la Vulgata Latina.[20] De todas las ediciones en castellano, una de las más fieles es la traducción de CASIODORO DE REINA realizada por el año 1500, en la cual se señala que el nombre de la columna es BOAZ mientras que el del patriarca es BOOZ. Sin embargo, en la Vulgata Clementina que es la versión oficial de la vulgata en lengua latina están equiparados ambos nombres a BOOZ.

Si nos remontamos un poco más allá, nos encontramos la versión hebrea del antiguo testamento, denominado “el texto hebreo masorético”, del siglo VI D.C., a partir del cual surgió la primera parte de la Vulgata Latina. Esta versión oficial, está escrita en hebreo con el añadido de los nekudot,[21] el cual se diferencia del texto original, que estaba en Hebreo-Arameo y sin ningún tipo de alteración por puntuación alguna.

            En los tiempos antiguos, el texto Hebreo-Arameo era conocido de memoria por los integrantes del pueblo judío, sabían leer sin la indicación gráfica de las vocales, pues habían recibido de boca a oído.

            Sin embargo, esa alteración fue necesaria en su momento; al parecer, se corría el riesgo de que se perdiera el conocimiento de la lectura, con el avance generacional y el decaimiento del mundo, que se precipitaba en caída libre hacia el “mundo moderno”.

Este trabajo de vocalización, realizado por el equipo de lingüistas calificados como “masoretas”, a través de los signos y las puntuaciones correspondientes, con las copias y ediciones diversas, pudo dar lugar a que se suprimieran algunas de las letras originarias, también a que se alterara el texto original con el añadido de letras, como serían el caso de las “matres lectionis”.[22]

Incluso en muchos de los manuscritos hebreos encontrados en el MAR MUERTO, que están disponibles, escaneados y legibles en las redes en las páginas web de algunos museos y universidades, nos confrontamos con los textos masoréticos.

El patrón común es que en estas versiones oficiales (masoréticas), se encuentran equiparados los dos nombres, a saber: el de la columna y el del patriarca del libro de Ruth. Ambos son calificados como BOAZ.

Pero la tradición siempre viaja de formas misteriosas.

En el año 285 A.C., casi un milenio antes de la versión masorética, el Rey Ptolomeo II, convocó a 72 sabios judíos (6 por cada una de las 12 tribus de Israel) a Alejandría para que tradujeran los textos semíticos originales, desde el texto Hebreo-Arameo (sin las nikudot) al griego Koiné.[23]

La historia anterior es desechada por muchos historiadores y eruditos, pero a las luces de la presente plancha resulta de gran valor, ya que es un evento pleno de simbolismo. Los 72 nombres Divinos de la tradición hebrea, así como el “6 x 12” inherente a la estructura del salmo 133 en Hebreo se hallan presentes en el entramado de la historia del Monarca Egipcio.

El trabajo realizado por esos sabios dio origen a la BIBLIA SEPTUAGINTA (LXX)[24] que es la versión griega del antiguo testamento y que es considerada la fuente más antigua de los textos originales HEBREO-ARAMEOS.

Ahora bien, en las distintas versiones de la SEPTUAGINTA que hay disponibles en la red, surgen dos grupos:

a)   El primero, que señala como nombre de la columna el de B-A-A-Z y el del patriarca el nombre de B-O-O-Z.

b)  El segundo, indica como nombre de la columna el de B-O-L-O-Z y el del patriarca el de B-O-O-Z.

A continuación veremos de qué se trata cada uno de estos nombres y sus elementos constitutivos.


Significado de las palabras

Ahora bien, una vez efectuado el recorrido anterior, nos encontramos de modo general con cuatro (4) palabras: BOOZ, BOAZ, BAAZ y BOLOZ.

De las palabras anteriores, en las diversas ediciones y traducciones del texto sagrado, sean latinas, castellanas o hebreas masoréticas, las dos primeras (Booz y Boaz) son atribuidas en algunos casos a la columna, en otros al patriarca del libro de Ruth, sin mayores distinciones.

Por su parte, las dos últimas las encontramos en los dos grupos ya referidos, que surgen de las ediciones existentes de la BIBLIA SEPTUAGINTA.

Lo primero a tener en cuenta  es que cada uno de esos nombres son transliteraciones del texto hebreo. Por ello, para poder penetrar en el significado, debemos poner en contexto los elementos semíticos que conforman a cada una de esas palabras:


La primera sílaba: בֹּ  (Bo)

La parte inicial, contenida en la primera sílaba de casi todas las palabras, es “BOֹ. Esa primera sílaba en el texto semítico está conformada por la consonante hebrea “Beth (B)[25]” y una “nekud”[26] (como se señaló en el subtítulo del presente apartado), esta última fue añadida para indicar el sonido de la vocal “o”.

Por un lado, la consonante “Beth” (B) es lo que se conoce como una “preposición inseparable”; por el otro, la vocal “o”, en este contexto, es un “sufijo pronominal” que nos señala hacia un punto de referencia o pronombre, que en el presente caso es 3ra persona masculino singular. En ese sentido, la expresión “Bo”, presente en casi todas las palabras, significa: “en, por o a través de él…”.

A partir de aquí podemos confrontarnos con las distinciones que se expresan en cada palabra, ya que luego de la letra “Beth”, todo cambia: sólo el principio permanece inmutable.

Una vez que hemos dilucidado la primera sílaba, podemos entrar a conocer cada palabra individualmente.


El nombre בֹּעֹז(BOOZ)

En cuanto a la primera palabra, BOOZ, pasando a la segunda sílaba, observamos que la misma es “OZ”. Está conformada por: a) La consonante hebrea “Ayin” (letra muda); b) La nekud hólem (sonido vocálico “o”) y c) La consonante hebrea “Zayin” (Z).

El conjunto de esos elementos dan lugar al sustantivo “oz” que en hebreo significa: “fuerza, poder, refugio, fortaleza”.

Significado: “EN ÉL ESTÁ LA FUERZA EL PODER, EL REFUGIO, LA FORTALEZA.”

Es importante destacar la presencia del refugio y de la fortaleza como ámbitos en donde se logra “ESTAR A CUBIERTO”.

El nombre  בֹּעַז  (BOAZ)

Entrando de lleno a la segunda sílaba de esta palabra, observamos que la misma es “AZ”. Está conformada por: a) La consonante hebrea “Ayin” (letra muda); b) La nekud pataj (sonido vocálico “a”) y c) La consonante hebrea “Zayin” (Z).

El conjunto de esos elementos dan lugar al adjetivo “az” que en hebreo significa: “fuerte, poderoso”. Cabe destacar la diferencia entre el sustantivo “oz” y el adjetivo “az” que aun cuando aluden a la misma idea (la de la fuerza y el poder), el primero (el sustantivo oz) viene a ser “la fuerza y el poder propiamente”, mientras que el otro (el adjetivo az) nos anuncia que hubo un juicio, producto del cual “el observador” calificó a “lo observado” con el atributo correspondiente.

Lo anterior, sin perjuicio de que en el sustantivo “oz”, además, está presente la noción de “refugio y fortaleza” lo que nos da cuenta de un ámbito en donde se puede “ESTAR A CUBIERTO”.

Significado: “EN ÉL ESTÁ (EL ATRIBUTO) DE LA FUERZA Y DEL PODER.”

 

El nombre  βααζ  (BAAZ)

Al respecto de esta palabra en particular, la misma es la que corresponde al nombre de la columna en algunas de las ediciones de la SEPTUAGINTA. Es menester pues, hacer alusión nuevamente a la primera sílaba.

La referida primera sílaba “BA” tiene la misma composición de la preposición hebrea “BO”, con la particularidad de que en la traducción al Griego Koiné fue sustituida la “O” por la “A”.

En el griego antiguo la primera letra del alfabeto es la “alfa” (que se translitera “A” en el alfabeto latino). Dicha letra posee un valor numérico, a saber: el número 1.

De dicha letra es de la cual se habla en el Apocalipsis: “Egó eimi tó Álpha kái tó Omega, arkhée kái télos légei Kýrios ho Theós, ho óon, kái ho én, kái ho erkhómenos, ho Pantokrátoor.” (Ap 1:).[27]

Si hacemos una analogía podríamos equiparar esa primera letra griega a la primera letra del Aleph-Bet.[28] Así pues, la primera letra de dicho alfabeto es la letra “aleph”, que no solo por su posición posee el carácter de signo primordial sino que también su valor numérico es el número 1.

En ese sentido, recordando que la letra Beth como preposición inseparable significa “en…”; entonces, “BA”, tomando en cuenta las referencias simbólicas antes señaladas, vendría a expresar: “EN EL PRINCIPIO; EN EL UNO; EN LA UNIDAD…”

Por cuanto conocemos el significado de “AZ”, entonces podemos establecer el significado de la palabra BAAZ.

Significado: “EN EL PRINCIPIO; EN EL UNO; EN LA UNIDAD ESTÁ (EL ATRIBUTO) DE LA FUERZA Y DEL PODER.”


El nombre  βολοζ  BOLOZ

Y llegamos así al nombre más misterioso de todos: BOLOZ.

No entraremos en consideraciones respecto de la primera sílaba (BO) pues ya todo se ha dicho sobre ella.

En lo que tiene que ver con la segunda, “LOZ”, podemos observar que es la misma “OZ”, arriba comentada, pero con la consonante “L” prefijada.

En el hebreo, dicha consonante se expresa a través de la letra “Lamed” (L), letra número 30 y cuya posición numérica en el orden del Aleph-Bet es la 12. Dichas correspondencias son de suma importancia a las luces de lo referido con anterioridad.

En el mismo tenor, esa consonante hebrea (Lamed) expresa, a partir de su forma, la noción de “SERPIENTE” y, en su arquitectura, es la única de todas las letras hebreas que va más allá del límite superior. Su trazo superior es como la cabeza erguida de la serpiente.

Dicho esto, por cuanto conocemos el significado de “OZ”, entonces podemos establecer el significado de la palabra BOLOZ:

Significado: “EN LA SERPIENTE ESTÁ EL PODER Y LA FUERZA; EN ÉL ESTÁ EL PODER Y LA FUERZA DE LA SERPIENTE; A TRAVÉS DE LA INTERCESIÓN DE LA SERPIENTE ES EL PODER Y LA FUERZA; EN LA VERTICAL SE HALLA EL PODER Y LA FUERZA.”

Se debe recordar la importancia del símbolo de la serpiente como elemento primordial de todos los mitos de la tradición primordial.

Las consideraciones anteriores hacen uso de los elementos lingüísticos y gramaticales solo como soportes para poder vislumbrar los elementos simbólicos constitutivos de las palabras, sin ánimos de penetrar en consideraciones eruditas de ningún tipo, pues pertenecen a las teorías de la ciencia filológica que escapa de nuestra competencia.




[1] Transliteración de una expresión Griega que se traduce como “El Hermano Des-conocido”. Quien escribe esta plancha fue bautizado muy apropiadamente con este nombre por pequeños sobrinos. Tiene gran significación, pues su búsqueda espiritual y objetivo es la de conocerse a “sí mismo”. Su estado es precisamente el de “des-conocido”; la legión, arriba referida, sabe de él tanto como él mismo: nada. En medio del fragor de la batalla todo es confusión. Solo Moisés, Aarón y Hur distinguen bien entre Israel y Amalec, desde la cumbre del collado.

[2] V-labidental o B-labial, dependiendo del contexto.

[3] בראשית (Be’reshít o Génesis).

[4] Pentateuco o primeros 5 libros del Antiguo Testamento.

[5] Letra “L”.

[6] La primera célula, palpitante en el origen de la vida del cuerpo humano dentro del seno materno, es aquella a partir de la cual se constituye dicho órgano; desde allí, todo el entramado y la compleja red de órganos componentes del cuerpo. El corazón es, de esta manera, un centro del cual todo lo demás es periferia, el ser humano es tejido desde allí como “la araña teje su tela”, símbolo del entramado universal. En el centro de la tela, la araña; en el centro del laberinto, el Minotauro; de allí que la llegada al centro implique la aniquilación inminente de toda periferia, como la plomada, cuyo peso natural, la lleva naturalmente a precipitarse en caída libre hacia “lo inferior”; pero a su vez, gracias a dicho peso, sostenido por la ignota mano de la cual pende, es que se manifiesta el equilibrio, haciéndose ostensible aquella dimensión de la vertical que viene en dirección del zenit al nadir.

[7] Elemento anatómico importante a propósito de la circulación en logia.

[8] Lejos del sentido positivista del término “Ley”, que consiste en una prescripción convencional, diseñada conforme a determinadas circunstancias de hecho, y que atiende, de manera contingente, a la “evolución” de la sociedad; en griego antiguo, el término “nómos” aludía, en cambio, a “máxima, orden, modo musical, melodía”. Siendo la melodía la “entidad única” en torno a la cual se despliega el acompañamiento en una pieza musical, se entiende entonces que la Ley Sagrada sea otra cosa muy diferente a las “leyes del mundo profano”.

[9] Del latín “limen” en el sentido de “umbral, frontera, entrada pero también salida”.

[10] Hermosa etimología, a propósito de aquella expresión que solemos usar cuando nos precipitamos en ciertos estados emocionales de tribulación y se dice que estamos “alter-ados”, lo que hace referencia a: “otro, división, legión…”. Legión era el conjunto de 10 cohortes militares en el mundo romano, cada cohorte era una “muchedumbre o montón de soldados”, una legión agrupaba alrededor de 6000 guerreros. El simbolismo guerrero alude directamente a la advertencia del VM:., en el segundo viaje: “Al incorporaros en esta asociación, aceptáis el combate: el que no lo sostuviere con firmeza, tiene hurtado el nombre de masón”.

[11] El hecho de “cumplir año” obedece al tránsito del Sol por el punto del ciclo anual en el que nacimos en este mundo. En el Griego Antiguo, el verbo nacer: “γιγνομαι (gígnomai)”, significa literalmente “llegar a ser”; en ese sentido, el que nace a la condición humana tiene un mandato central: “ha llegado para SER”. El tránsito del sol implica el “re-cuerdo” de ese instante. Recordarlo tres veces es poder mirar por las tres ventanas del tapiz. Las ventanas se hacen para ver hacia dentro o hacia afuera, dependiendo del ámbito donde se ubique el espectador. Mientras la realización espiritual no tenga lugar, estamos siempre afuera con la atención capturada por el entorno exterior, hemos de aprender a mirar hacia dentro, a través del “re-cuerdo”, mediante la praxis masónica. 

[12] Siendo el silencio el cero, la letra el uno y la alternancia de este último el dos.

[13] El texto masorético de la biblia es la versión oficial actual del texto hebreo del Antiguo Testamento. El término masorético alude a los masoretas, que fueron el conjunto de lingüistas dedicados al trabajo de adaptación y restructuración del texto primigenio Hebreo-Arameo, con el añadido de las nikudot (signos vocálicos), entre otros elementos. Dicha labor, tuvo lugar a partir del siglo VI D.C., casi mil años después de la traducción del texto semítico al Griego Koiné, denominada Biblia Septuaginta (LXX).

[14] La Septuaginta o Biblia de los setenta (70) es la traducción al Griego Koiné del Antiguo Testamento que dio inicio casi 300 años antes de la era cristiana. Según la tradición, el Rey Ptolomeo II convocó en Alejandría a 72 sabios del pueblo judío (6 sabios por cada una de las 12 tribus), para que hicieran la traducción del texto sagrado “Hebreo-Arameo”, en estado puro, al dialecto Griego antes referido. La Septuaginta, en sus distintas ediciones, es considerada una fuente de gran fidelidad al texto semítico primigenio.

[15] Entre las cuales se encuentran el Sanscrito, el Árabe, el Griego Antiguo, el Persa, el Avéstico, el Siríaco, el Arameo, entre otros.

[16] Esta comunicación se ejerce como recepción (en dirección del zenit al nadir), representada en la transmisión de la Palabra Sagrada, desde el Venerable Maestro hasta la 3ra Gr:., regida a su vez por el Segundo Vigilante; pero también se ejerce como remisión y contacto (en dirección del nadir al zenit), que es la misma transmisión pero en sentido opuesto, cuando se recoge la Palabra, en el momento del cierre de los Trabajos. De allí que sea el Segundo Vigilante; el último eslabón de la Palabra, pues a él llega en la apertura para hacerla disponible y de el sale en el cierre para devolverla. Lo anterior es la causa de que sea el Segundo Vigilante quien determine el cierre del Derecho de Palabra en el pavimento mosaico con el decreto: “Reina el silencio Venerable Maestro”.  

[17] Términos del Griego antiguo: “αυτοματος (autó-matos)” es el que se mueve y obra por impulso natural o de forma espontánea; mientras que el  “αυτονομος (autó-nomos)” es el que lo hace por voluntad, por su propia ley.

[18] Cuando se hace referencia a “dimensiones” (en plural) no se pretende tergiversar el carácter de Unidad que conforme con la Tradición se le otorga al SER. Desde esta perspectiva de la multiplicidad y del discurso, en el cual nos hallamos al especular, todo está truncado. Los diversos grados del camino iniciático son una fragmentación en cualidades, atributos y virtudes de aquella primordialidad inasible.

[19] La iniciación, sea virtual o efectiva, es la conquista, en uno u otro sentido, de los elementos (que de ordinario rigen al “autó-matos”), por lo que aquel Fuego, el de la luz blanca, es esencialmente “supra-natural”, es decir, resplandece desde el ámbito del “autó-nomos” ya mencionado.

[20] La Vulgata Latina (Latina Editio) es la traducción de la Biblia al Latín desde el Hebreo (Antiguo Testamento) y el Griego Antiguo (Nuevo Testamento).

[21] Expresión hebrea que significa “puntos”. Son los signos diacríticos que identifican los sonidos vocálicos. Fueron añadidos en virtud de un trabajo realizado por los “masoretas” (de masoret, Tradición), que fueron el grupos de Judíos, sucesores de los escribas, encargados de compilar el texto masorético.

[22] Consonantes añadidas en lenguas como el Hebreo y el Árabe para indicar la presencia de una vocal.

[23] Uno de los últimos dialectos del Griego Antiguo. “Koiné” quiere decir común o vulgar.

[24] Septuaginta, expresión griega que significa “setenta”, literalmente la BIBLIA DE LOS SETENTA.

[25] La Beth hebrea expresa el sonido tanto de la “B labial” como el de la “V labidental o fricativa”, dependiendo del contexto. Curiosamente es también la letra con la que da inicio el libro del Genesis (Be’reshit bará Elohím= En el principio Dios creó) y también daría inicio a una versión hebrea del Evangelio de San Juan (en arkhé en jo lógos = En el principio era el logos).

[26] La nekud añadida es holem que expresa el sonido de la letra “o”.

[27] “Yo SOY el Alfa y el Omega, el principio y el fin, dice el Señor Dios, el que ES, el que ERA y el que VIENE, el Todo-Poderoso”.

[28] El Aleph-Bet es el alfabeto hebreo.

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