LAS CORNADAS DEL BAFOMETO
Oswaldo Sandoval Trumpff
Gárgola de la catedral de Notre-Dame, París. Grabado de Charles Meryon, siglo XIX.
Publicamos este trabajo del M:. M:. Oswaldo Sandoval dedicado al Bafometo, o Bafomet, esa figura simbólica asociada con las energías del mundo inferior, y que tiene su lugar en el proceso iniciático más allá de connotaciones morales y religiosas.
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“Porque la
Mente es como un espejo, recoge polvo mientras refleja. Hacen falta las suaves
brisas de la Sabiduría del Alma, para borrar el polvo de nuestras ilusiones”.
“La mente es el matador de lo Real. Mate el discípulo al matador”. (Pitágoras: Libro de los Preceptos Áureos)
Toda idea
confusa hace mal, no importa cómo aparezca en la mente del confundido. Todo lo
que se manifiesta como entorpecimiento del desarrollo espiritual del ser humano
es emanación del mal, por lo cual, es deber de todo Iniciado el combatirlo, sobre todo desenmascarándolo
desde el plano de las ideas.
El Adam
Belial, que es el reflejo sombrío del Adam Kadmon (el
Hombre Universal), se manifiesta en el ser humano individual con las ideas y
los instintos destructores que son los que producen los torbellinos caprichosos
de los incidentes que suelen atribuírseles al Azar.
Las cornadas o
los golpes que acierte el Bafometo sirven al Adam
Belial para desviar el Alma Humana de su destino recto, gracias al cual se va
construyendo el templo interior. El Iniciado, que además de la capacidad
espiritual innata en él, ha recibido la Influencia Espiritual del Rito, lo pone
en condiciones de ejercer la capacidad de vencer su yo inferior (el ego), sin
acomplejarse por los posibles fracasos que pueden sobrevenir en su camino hacia
la Gnosis (Conocimiento).
El Iniciado
debe ser consciente de que el mérito está en volver a levantarse, de insistir
en la lucha contra los obstáculos que el Bafometo le interpone en su camino,
pues quien no ha vivido, y superado, las tentaciones que proceden de las
influencias inferiores (de ínferos,
infierno), distinguiendo en sí mismo la cizaña del buen trigo, no está maduro para
avanzar en su proceso de realización espiritual.
Además, debe
tener bien claro que no basta con el intento de dominar el yo inferior y sus
pasiones, sino que es absolutamente necesario poseer un conocimiento superior, una consciencia
firme y una sólida convicción en ese criterio espiritual, ya que únicamente de
ese modo puede la Iniciación rendir sus óptimos frutos y retirar
definitivamente la venda que cubre el Ojo del Corazón.
Cito: “La
transmisión viviente de la tradición iniciática, sirve de suave resorte
interior para contribuir a proteger los elementos sanos de la tierra, contra
las organizaciones malsanas del mundo, de los errores y las ilusiones”.
La Esencia secreta de la iniciación.
No debe jamás
olvidarse que el ego es ingenioso, hábil y tramposo, y difícilmente podremos
liberarnos de su influencia con otro método que no sea el que nos transmite la
milenaria sabiduría sin edad: el método Iniciático y la Gnosis al que finalmente
conduce. A continuación, otro pensamiento más del libro de los Preceptos Áureos
pitagóricos:
“La perla de
la Meditación es como un vaso de Alabastro, blanco y transparente: ahí dentro
arde un sereno fuego áureo, la llama de la Gnosis que irradia del Ser
Verdadero”.
Es únicamente
en el Ser Verdadero en quien debemos confiar, pues nuestro auxilio viene de él,
mas para alcanzarlo es imprescindible decidirse entre Él o el “príncipe de la
mentira”, pues como dice el Evangelio no se puede servir a dos amos al mismo
tiempo. Para acercarnos al Ser Verdadero es necesario que contemplemos su
presencia en la totalidad de la mente y en nuestro corazón, y esto es
imposible, absolutamente imposible, si estamos pensando en el otro, es decir en
el Adam Belial, del que el Bafometo no
sería sino una imagen. Recordemos siempre que nuestro auxilio está en el Nombre del Señor
que ha hecho el Cielo y la Tierra: El G:.A:.D:.U:.
(Meditación extraída de “Lecciones complementarias de Masonería Operativa” de Fermín Vale Amesti, Ex Gran Maestro GLDLRV).
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